La cerámica de La Chamba, producida en el corregimiento del Tolima rehace la tradición alfarera indígena, siendo una de las de más famosas en Colombia por su alta calidad, técnica, diseño, estilo y excelente acabado.
Proceso de elaboración de la cerámica de La Chamba
La vida cotidiana de los habitantes de La Chamba gira alrededor de la cerámica. Los niños recogen la arcilla y la secan en los costales para luego pulverizarla, golpeándola con los palos; los hombres se ocupan de prender el fuego y las mujeres elaboran la masa y le dan formas a los moldes.
Después de treinta días de secado, comienza el proceso de cocción que se lleva a cabo en hornos «cúpula», de origen árabe, cuyo uso fue introducido por los españoles al momento de la conquista.
Luego, empieza la labor de brillado y el acabado que desde hace siglos mantiene las técnicas utilizadas por las comunidades indígenas hace varios siglos.
Tres tipos de cerámica de La Chamba
La enorme riqueza artesanal de La Chamba que abarca: cacerolas, vasijas, platos, pocillos, bandejas, ollas, floreros y diferentes representaciones de la vida campesina (marranitos, burros, gallinas) y vajillas que imitan formas precolombinas, utiliza dos colores tradicionales: rojo y negro.
De todas formas, en La Chamba se producen tres clases de cerámica:
la rústica, sin el recubrimiento de la greda roja, que es la más económica y abastece el mercado local;
a de color rojo vivo o rojo indio, sin el ahumado, cuyo color se debe al óxido de hierro presente en la arcilla;
la negra que es el resultado del ahumado al que se someten las piezas al contacto con el ácido clorhídrico que se encuentra en el estiércol.
Tipos de arcilla
En diferentes lugares del corregimiento, los alfareros recogen tres tipos de arcilla de la cual hacen la famosa cerámica de La Chamba:
gruesa o grasosa;
arenosa o desengrasante;
fina y roja.